La concepción del programa Women in Tech nació en tan solo 24 horas y, a pesar de estar concluido, su impacto ha sido duradero y transformador. Inicialmente, tuvimos la oportunidad de presentar el programa, adaptando un proyecto que ya existía desde hace muchos años, el Joven Aprendiz. Esta iniciativa se realizó con un propósito claro: responder al desafío global de la empresa de aumentar la presencia femenina en el sector de la tecnología. Y esto es solo uno de los aspectos que forman parte de nuestro plan quinquenal con metas que deben alcanzarse antes de 2025.
Después de la aprobación y la recepción de financiamiento externo, en colaboración con instituciones como SINDITEC, SENAI y Serratec (Parque Tecnológico de la Región Serrana), convertimos esta visión en realidad. Como mencioné anteriormente, el corazón de la iniciativa es brindar oportunidades de capacitación tecnológica a mujeres en situación de vulnerabilidad. Abrimos 35 vacantes en un proceso de selección largo y altamente competitivo que atrajo a un gran número de participantes.
Con una duración de aproximadamente 800 horas, el programa no solo abordó habilidades técnicas, sino también competencias conductuales esenciales, empoderando completamente a las participantes. Conscientes de los desafíos específicos que enfrentaban, incluyendo obstáculos educativos y lingüísticos, proporcionamos capacitación en matemáticas e inglés, además de orientación profesional, clases para crear el mejor currículo y entrenamiento para participar en entrevistas, además de apoyo psicológico. Todo para que las participantes estuvieran preparadas para enfrentar el mercado laboral en todos los aspectos.
No sería exagerado decir que Women in Tech transformó vidas. De las 35 mujeres que participaron, solo 4 no completaron el programa por razones personales. De las 31 participantes capacitadas, 17 ahora forman parte del equipo de Orange, ocupando cargos técnicos valiosos. Aquellas que no fueron seleccionadas en este momento enfrentaron dificultades con el idioma; algunas no lograron dominar el inglés, que es muy importante dentro de la empresa. Sin embargo, existe un compromiso sólido de que, a medida que continúen mejorando sus habilidades lingüísticas y alcancen un nivel cercano al intermedio, tendrán prioridad en las oportunidades de contratación. Es decir, aunque el programa en sí haya concluido, en la práctica, tiene continuidad porque los resultados son duraderos, tanto para estas mujeres como para nosotros.
En 2024, nos pusimos como objetivo un desafío aún mayor, ya que planeamos lanzar un proyecto similar, pero dirigido a mujeres trans, que enfrentan aún más dificultades en el mercado laboral. Reconocemos que las clases de inglés deben ser una prioridad, dada la importancia de este idioma en el campo tecnológico. Por lo tanto, iniciaremos la formación por ahí, para que al final tengan más tiempo de aprendizaje. Este nuevo programa tendrá una duración más larga, de aproximadamente un año y ocho meses, para garantizar una preparación adecuada.
Cambios estructurales
La superación fue una parte central en todas las historias de las participantes de Women in Tech. Sin mencionar la colaboración mutua: una ayudaba a la otra a alcanzar sus objetivos, a crecer. Una historia que destaco es la de una joven que, inicialmente, dudaba de su capacidad para lograrlo. Pensó algunas veces en no postularse, pero su madre, que nunca tuvo una oportunidad similar y que trabaja como empleada doméstica, le transmitió la importancia de la educación como un camino hacia una vida mejor. Le decía a su hija: 'Ya enfrentas algunas situaciones que el mundo rechaza: eres de tez negra, pobre, pero quiero que tengas una vida diferente a la mía. Así que haré cualquier sacrificio para que puedas estudiar'.
Otro resultado inspirador es el de Fátima, la primera mujer contratada después de completar el programa. Ella tuvo la oportunidad de compartir su experiencia con los principales ejecutivos de Orange, destacando cómo el proyecto fue fundamental para su transformación personal y profesional. Ella ya era profesora de inglés cuando se unió al programa y, durante el entrenamiento, reunió a un grupo de participantes para enseñarles el idioma. Fátima hizo esto voluntariamente durante mucho tiempo, y solo dejó de hacerlo ahora porque tiene una gran carga de trabajo.
Pero los impactos de este y otros proyectos de esta naturaleza van más allá de las vidas de las participantes y sus familias, llegan a toda la organización, moldeando nuestra cultura empresarial. Tienen un profundo impacto en todos nosotros.
Para mí, esta experiencia implicó una transformación que nunca podría haber imaginado. Con este programa, tuve la oportunidad de sumergirme de lleno en la cuestión de la diversidad, algo que no entendía completamente antes. Me di cuenta de las dificultades y desafíos que enfrentan las mujeres, cosa que nunca había experimentado. A partir de ese punto, decidí aprender más.
Cuando anuncias un proyecto que tiene como objetivo inspirar a las mujeres a buscar posiciones de liderazgo y no eres una mujer y nunca has enfrentado discriminación y falta de oportunidades, no tienes una perspectiva completa. Sin embargo, al involucrarme y participar activamente en todas las etapas, al conocer de cerca todas las historias, experimenté una transformación. Pude ver una realidad que nunca había imaginado. Fue un momento de profunda toma de conciencia.
Entendí que necesitaba pasar por un proceso de autoconocimiento personal. Esta es una evolución continua y, a medida que paso por estas experiencias, me asombra el cambio que ha ocurrido en mí. Identifiqué los errores que cometí en el pasado, los prejuicios que tenía y aún estoy en un constante proceso de desconstrucción y aprendizaje.
Women in Tech es un ejemplo vívido de cómo la diversidad, la inclusión y la búsqueda de la competencia pueden remodelar nuestras vidas y nuestra visión del mundo. El proyecto es un recordatorio constante de que todos nosotros, independientemente de nuestras raíces, género o historias personales, tenemos el poder de evolucionar, aprender y crecer; pero necesitamos oportunidades para hacerlo.
Este es solo el comienzo de un viaje que nos enseña a abrazar la diversidad y la importancia de empoderar a aquellos que enfrentan desafíos únicos. Cuando invertimos en las personas, cosechamos resultados extraordinarios y vemos la transformación ocurrir ante nuestros ojos. Creo que todas las empresas deberían seguir este camino. Sin inversión social, no hay desarrollo.
George Paiva es gerente de Recursos Humanos para América Latina en Orange Business.