La tecnología que “mueve el mundo”, como decía Steve Jobs, también puede ser el medio más eficiente para preservarlo. El mismo desarrollo tecnológico que tanto colaboró con el crecimiento desenfrenado de industrias y la producción de basura, hoy también es visto como un camino para conservar el planeta, garantizando la continuidad de nuestra existencia.
Según el profesor Luiz Carlos Pereira da Silva, doctor en Ingeniería Eléctrica y coordinador general del proyecto de Campus Sustentable de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), ya que frenar la evolución tecnológica no es una opción, la búsqueda debe estar orientada a una transición consciente, con tecnologías que nos permitan mantener el nivel de confort al que ya estamos acostumbrados, pero que, a la vez, provoque un impacto ambiental menor. Los productos innovadores por sí solos no se deben considerar una elección inteligente si no son amigables con la naturaleza. “Hoy, es creciente la concientización de la población en cuanto a que debemos cambiar nuestros hábitos. La Tierra no va a soportar tanto abuso durante mucho tiempo más y la tecnología es esencial para cambiar eso”, dice Max Carvalho, Director de soluciones para Latinoamérica de Orange Business.
El cambio en la cultura impacta, incluso, en el mundo de los negocios. “El mercado demanda un movimiento a favor del planeta. Es difícil medir si las empresas lo están haciendo por una exigencia externa o porque realmente creen en esta causa, pero el hecho es que las que no consideren el medio ambiente como un tema relevante dentro de su agenda y estrategia de negocios, no van a sobrevivir”, agrega Max.
Herramientas de colaboración: un legado positivo
El avance tecnológico ya era algo esperado, pero la velocidad en la que este progreso ha ocurrido sorprendió incluso a los profesionales del área. Lo que planeábamos que sucediera en cinco ocurrió en un año. Las personas trabajaron desde sus casas, lo que solo fue posible gracias a la tecnología”, dice Max.
Incluso con el escenario pandémico amenizado, las herramientas de colaboración siguen cumpliendo un rol singular, ya que permiten que las personas sigan produciendo de forma eficiente desde cualquier lugar, generando a la vez un impacto positivo en el medio ambiente. “Si hay algo que la pandemia nos enseñó es que con las herramientas de colaboración es posible producir sin la necesidad de estar todos juntos y sin tener que viajar todo el tiempo”, cuenta Luiz Carlos.
El futuro ya llegó
Los avances de la industria automovilística son una de las mayores pruebas de qué puede hacer la tecnología por el ecosistema. La producción de autos eléctricos, que contaminan menos que los que utilizan combustibles fósiles, además de que son silenciosos y económicos, está en crecimiento. Otro ejemplo simbólico es la creación de matrices energéticas más sustentables. Brasil, según el Comité de Monitoreo del Sector Eléctrico (CMSE) brasileño, tiene el 83% de su matriz eléctrica originada a partir de fuentes renovables: hidroeléctrica, eólica, solar, de biomasa y biogás.
Además, la llamada Industria 4.0, que integra distintas tecnologías avanzadas, como inteligencia artificial, nube e Internet de las Cosas (IoT), se ve con gran optimismo. Y ella no está solamente en los centros urbanos, en forma de wearables, sensores y equipos de última generación. También llegó al campo, donde veremos cada vez más máquinas autónomas, drones monitoreando el crecimiento de plantaciones, sensores inteligentes midiendo la humedad del suelo y la presión atmosférica, por ejemplo.
“Hay soluciones en las que logramos hacer el monitoreo durante 5 o 6 años, sin ni siquiera cambiar la batería del dispositivo. Para empresas de celulosa, vemos ese tipo de aplicaciones para medir el crecimiento de los troncos de los árboles y saber si ya están listos para la tala, por ejemplo”, cuenta Max Carvalho.
IoT y ciudades inteligentes
Los sensores están por todos lados, desde personas a edificios, recopilando una cantidad enorme de datos, que se concentran en plataformas de gestión capaces de monitorear procesos y operaciones en tiempo real. Este es el concepto de Internet de las Cosas que simplifica la gestión de las ciudades, volviéndolas más eficientes a menor costo.
Controlar todos los procesos de una ciudad en tiempo real de manera remota significa, por ejemplo: identificar problemas de desperdicio de recursos (como agua y energía); limitar desplazamientos para monitorear puntos críticos; indicar la mejor ruta para reducir el tiempo en tráfico; optimizar la seguridad pública mediante el reconocimiento facial y de patentes de automotores. Todas estos aplicativos se pueden implementar según la necesidad de la población.
El área de la salud también se beneficia. “Existen soluciones para integrar la base de datos sobre la salud de la población, para agendar o hacer una consulta sin la necesidad de trasladarse desde la periferia o de una ciudad vecina”, cuenta Luiz Carlos. “Con la IoT también es posible controlar la automatización de equipos de socorro en el caso de un accidente con víctima y poder enviar insumos por drone para brindar los primeros auxilios”, agrega Max Carvalho.
Hay que reciclar
La falta de componentes, como del litio (usado en baterías), silicio (empleado en semiconductores) y oro, cobre y otros metales preciosos (utilizados en placas), accionó una señal de alerta importante sobre la necesidad de recuperar y reciclar esta materia prima. “Estamos haciendo la transición hacia autos eléctricos; entonces, las baterías con litio, grafeno, níquel y cadmio son cada día más necesarias. Además, con la IoT, hubo una ‘explosión’ en la producción de semiconductores y la mayoría de los fabricantes tiene dificultad para obtener silicio. Por lo tanto, están surgiendo empresas solo para cubrir esta necesidad, pero el beneficio solo llegará en aproximadamente dos años, cuando éstas se estén produciendo”, dice Max Carvalho.
Según el ejecutivo, incluso en ese momento la preocupación por la falta de recursos será inevitable. “Como la pandemia aceleró todo, el mercado tiene que encontrar maneras, de obtener la materia prima. Son problemas que, hace poco tiempo, nadie imaginaba que sucederían. Por eso es importante el crecimiento del área de reciclaje para intentar recuperar la materia prima, porque obtener nuevos recursos naturales va a ser cada vez más difícil”, finaliza Max Carvalho.
Orange Business, división del Grupo Orange dedicada al universo B2B, es un proveedor global de servicios de TI y comunicaciones, estratégicamente posicionado para permitir que la transformación digital ocurra de forma fluida, garantizando el mayor beneficio posible a sus clientes, independientemente de los sectores dónde operen.