La pandemia por Covid-19 no es la primera viral de la historia, sino que es la primera en ocurrir en un mundo superpoblado (con más de 7,6 mil millones de habitantes), en medio de distintas complicaciones en el escenario macroeconómico y con un estilo de vida demasiado veloz y demandante. La vacunación parece ofrecer el fin de ese escenario, afortunadamente. Pero ¿y si todo esto sigue así por muchos años?
Este es un escenario poco probable, pero no impensable. El virus sufre mutaciones constantes y ya se identificaron cepas variantes de la Covid-19 en América, África y Asia. “Si todo esto sigue, lo más duro será perder la relación de convivencia presencial, o verla reducida drásticamente. En especial para nosotros, los latinoamericanos, ese sería el mayor impacto”, cree José Renato de Mello Gonçalves, vicepresidente de Orange Business para Latinoamérica.
La solución para reducir ese posible impacto sigue siendo la misma que se encontró cuando se instaló la primera pandemia: las herramientas de colaboración. Tras más de un año utilizándolas con intensidad, comenzamos a entender mejor cómo aprovechar su potencial.
José Renato Gonçalves, de Orange Business, cree que este período de confinamiento potenció la solidaridad de las personas.
Sin embargo, es necesario reconocer que la situación sanitaria sí es una gran fuente de presión. “La amenaza invisible nunca estuvo presente de forma tan clara y contundente. Las pérdidas provocadas por el Covid-19 nos pusieron en una situación inédita, en la que nos sintamos amenazados [por lo ‘invisible’] y protegidos a la vez [en la calidez del hogar]”, explica Ulises Hadjis, máster en Filosofía y cursando un doctorado en Comunicación.
Ulises Hadjis, máster en Filosofía: “Puede tomar un tiempo, pero la gran mayoría volverá a su vida cotidiana”.
Si la pandemia sigue, el ejecutivo de Orange Business cree que el modelo híbrido de trabajo se debe adoptar siempre que sea posible. “El apretón de manos hace mucha diferencia. Poner a las personas dentro de una sala crea otra dinámica. Nada va a reemplazar completamente esa presencia, pero la conectividad solucionó mucho de nuestros problemas”, dice.
Hadjis está de acuerdo. Para el académico venezolano radicado en México, algunas relaciones de trabajo no tienen porqué ocurrir en el mundo offline. Él percibe esto como un avance. “Si me llaman para hacer música para una publicidad, no necesito pasar más de una hora en un transporte público para tener un briefing de 30 minutos”. Vale aclarar que, además de académico, Hadjis es un cantante y compositor respetado tanto en su país de residencia como en su tierra natal. “Soy optimista y también quiero pensar que, si sigue la pandemia, muchas personas podrán trabajar desde sus casas y eso ayudará a descongestionar las grandes ciudades”.
Todo eso cambiará las ciudades y la forma de hacer negocios. En entrevista exclusiva al blog de Orange Business, el asesor empresarial y profesor brasileño de Estrategia y Governanza Luís Lobão contó que los costos de viajes ejecutivos de una de las empresas que asesoraba era de cerca de 27 millones de dólares anuales hasta el 2020. De ese año en adelante, esta cuenta prácticamente llegó a cero. “No vamos a seguir en cero, pero vimos que no hay razón para volver a los 27 millones”, resumió Lobão.
Es necesario tener en mente que, para que la colaboración ocurra, hay aspectos esenciales que se deben considerar en el diseño de la estructura del trabajo remoto: conectividad, seguridad lógica, confidencialidad y herramientas de colaboración. Exactamente en ese orden.
Eso porque, sin una conexión confiable y veloz de internet, el trabajo se ve seriamente comprometido. Seguridad y confidencialidad vienen a continuación, casi de forma simultánea —pero no son sinónimos (la primera está relacionada con los recursos y la arquitectura para protegerse de ciberamenazas, mientras que la segunda está relacionada con normas de gobernanza). Con estos tres aspectos debidamente cuidados, es posible adoptar herramientas de colaboración, por audio o video.
Conectividad profundizada
“Estamos en una era de transformaciones extremadamente veloces y, en estos 12 meses, tuvimos cambios muy grandes. Empresas muy jóvenes tuvieron un boom en poquísimo tiempo; se trata de solo comparar el crecimiento de una empresa de streaming o de mercado electrónico con el de otros segmentos”, agrega Gonçalves.
Con tantos cambios, las tecnologías también tienen que adaptarse, hay que considerar especialmente los temas de salud mental. “Existe una combinación de responsabilidad por la bienestar mental: parte es de quien provee las herramientas, parte es del usuario. Como el uso era en una escala menor, esto no estaba previsto en las primeras soluciones, pero ahora lo están viendo. También es necesario que cada uno conozca sus propios límites”.
Vale recordar que la conectividad no es un sinónimo de estar conectado todo el tiempo, sino que es necesario alternar los períodos online y offline. Además de tener un horario para comenzar y terminar la jornada laboral, también se sugiere tener reuniones más cortas. Otra alternancia (equilibrio) importante se dá con el uso de las cámaras: por un lado, si se restringe al estímulo de un cuadro pequeño, nuestro cerebro siente agotamiento. Por otro lado, el “ojo en el ojo” da la sensación de cercanía y demuestra atención a tu interlocutor. También es importante establecer límites horarios, esto no implica solamente establecer una hora de inicio y finalización el día laboral, sino también de tener reuniones más breves.
Sin embargo, incluso si la pandemia se perpetúa, el deseo de retomar las actividades permanecerá. “Puede tomar un tiempo hasta que la sociedad se sienta cómoda en una cancha o en un recital de música, pero la gran mayoría volverá a su vida cotidiana”, dice Ulises Hadjis, que reconoce que algunas personas siguieron los protocolos de salud durante toda su vida.
Mientras no exista una definición sobre el futuro, corresponde, desde ahora, explotar los recursos disponibles, incluso para encontrar nuevos modos de usarlos, y, fundamentalmente, mantener las recomendaciones de seguridad sanitaria.
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