A esta altura, ya debes haber perdido la cuenta de cuántas veces escuchaste que “la pandemia aceleró la transformación digital”. Y eso es incuestionable, sea en la esfera social, sea en la corporativa. Pero ¿y si la pandemia no hubiera ocurrido?
Esa transformación ya se estaba procesando antes del 2019. Lo que sucedía era que las áreas de TI enfrentaban contínuamente algunos problemas que desaceleraban o incluso bloqueaban ese proceso.
“Había algunos casos, dependiendo de las verticales y de las industrias de las que estamos hablando, donde la tecnología ya era protagonista y ejercía un papel estratégico. Creo que ellas hubieran impulsado otras empresas, pero no habría sido a la velocidad ni con la magnitud que ocurrió”, opina Fernando Montenegro, director comercial de Ventas para América Latina (menos Brasil) de Orange Business.
Ricardo Stucchi, socio consultor de la empresa brasileña Lozinsky Consultoría, está de acuerdo, y agrega que la disparidad en el nivel de adopción de tecnología sería aún más dramática. “Quien no creía en la innovación no dejaría a la TI en una posición estratégica que, además, es donde creo que merece ponerse. Imagino que hoy estaríamos en un escenario extremadamente parecido al que teníamos en el 2019”, afirma.
Debido a eso, las posiciones ejecutivas de TI probablemente se destacarían menos que hoy. Puestos como el CDO (chief digital officer) y el CTO (chief technology officer) eran raros, y los CIO muchas veces no estaban presentes en el board. Y un CISO (Chief Information Security Officer) sería aún menos probable, porque las vulnerabilidades de la seguridad de la información no se habrían vuelto tan evidentes.
Además, la fuerza de la ciberseguridad se encamina, actualmente, a volverse un diferencial de mercado, no solo en cuanto a imagen corporativa, sino también como un punto atractivo para inversionistas y fondos de private equity. Es poco probable que ella se hubiera mostrado tan relevante si hubiéramos mantenido el ritmo de desarrollo tecnológico prepandemia.
Crecimiento sectorial
Algunos segmentos se vieron más afectados con más intensidad por la pandemia. A pesar de las particularidades regionales, la salud y la venta minorista fueron los dos sectores que se mostraron más profundamente cambiados en toda Latinoamérica. El tabú contra las teleconsultas finalmente se rompió y, a partir de ahí, la digitalización anduvo a pasos más agigantados en la Salud complementaria. En el caso de las ventas minoristas, en especial en la de bienes de consumo, esta se tuvo que adherir al omnichannel.
“No creo que la salud y la venta minorista se hubieran transformado de ese modo si no hubiéramos pasado por la pandemia”, cree Ricardo Stucchi. “Existían tendencias fuertes, y tal vez una u otra empresa de cada uno de los lados habría podido lanzarse hacia una gran transformación. Pero no habría sido como fue con seguridad. Otros segmentos estaban en un nivel parecido; por eso, me parece difícil apostar que otro podría haber asumido la delantera en una evolución de madurez tecnológica. Hasta entonces, eso era algo que dependía mucho del plano estratégico de cada empresa”, completa.
“La verdad es que necesitábamos algo dramático para que hubiera una transformación de este tamaño. No puede existir un cambio tan grande si no hay algo que movilice a todas las personas de forma indiscutible. Fue así con las guerras, con movimientos populares. Solo espero que esto no sea en vano, y que la falta de una demanda urgente nos empuje otra vez a lo que era antes”, dice el consultor.
Montenegro no ve riesgos de que eso ocurra. “Creo que ya no hay más retorno. Los cambios ya se están acomodando, en el sentido de encontrar su espacio. Especialmente en el modo de trabajar: donde se retomó el trabajo presencial, estamos siendo testigos de que las personas manifiestan su deseo de permanecer en el trabajo remoto o híbrido. Pasamos de una realidad en la que casi nadie hacía home office hacia un mundo en el que todos lo hacen. Y a pesar de que hemos encontrado desafíos, creo que la mayor parte de las personas se dio cuenta de los beneficios que trae ese modelo”, dice el ejecutivo.
Legado permanente
Antes de la pandemia, había un notable desconocimiento del potencial de la tecnología. Para algunos gestores, la idea del teletrabajo como modelo dominante parecía un delirio de un futurista o una realidad exclusiva de las empresas pequeñas. Como se sabe, no fue lo que se vio en la práctica.
“Había poco conocimiento sobre las herramientas de colaboración y una barrera cultural. Pero hay que entender que la pandemia también trajo una evolución muy grande de esos recursos. Cisco y Microsoft, por ejemplo, invirtieron con fuerza en el perfeccionamiento del WebEx y del Teams, respectivamente, y eso contribuyó mucho para que esas soluciones ocuparan el lugar que ocupan hoy”, dice Fernando Montenegro.
El ejecutivo recuerda que, antes de la pandemia, existían proyectos de salas de videoconferencia más inmersivas, y que esos proyectos se interrumpieron por la imposibilidad de trabajo presencial. Sin embargo, él cree que si se confirma el regreso gradual a la oficina, ese tema puede volver a la orden del día. Esto no quiere decir que la presencialidad tomará nuevamente el lugar del teletrabajo, pero, sí, que ambos modelos van a convivir de la manera más armónica posible, y esa perspectiva presupone inversiones en tecnología también en las oficinas.
“Algunas desigualdades que se observaban todavía siguen y no creo que habría sido distinto si la pandemia no hubiera ocurrido. Temas de estructura y conectividad, por ejemplo, eran las áreas donde se observaba más disparidad y, a pesar de los esfuerzos, creo que seguirá así por un tiempo más. Sin embargo, el modelo de trabajo híbrido, las redes definidas por software y la tecnología de nube ya encontraron su lugar y se deben profundizar aún más en el corto y mediano plazo”, indica Montenegro.
Orange Business, división del Grupo Orange dedicada al universo B2B, es un proveedor global de servicios de TI y comunicaciones, estratégicamente posicionado para permitir que la transformación digital ocurra de forma fluida, garantizando el mayor beneficio posible a sus clientes, independientemente de los sectores dónde operen.