Hoy, todas las empresas son empresas de TI, y quien todavía se resiste a aceptarlo tendrá serias dificultades competitivas y, en consecuencia, su futuro estará en riesgo. Esta idea no es nueva, pero, hasta hace pocos años atrás, no era más que un eslogan de venta. Actualmente, se trata de una realidad y, por eso, ya no es posible quedarse solo en el discurso.
Para ser justos, en algunos mercados más maduros, ésto era una realidad desde antes de la pandemia. En América Latina, el proceso fue más lento. Nuestra región abordó, por años, la tecnología como un “mal necesario”, un “gasto” desagradable, pagado sin voluntad. Las empresas solo invertían en nuevas tecnologías cuando tenían un buen rendimiento y, aún así, no era raro que fueran meros upgrades que poco aportaban al negocio.
No tenemos que decir cuánto colaboró la pandemia para cambiar ese escenario. La cuestión más importante ahora es qué hacer frente a este cambio. Todavía lidiamos con algunas ideas arraigadas que no ayudan a que las empresas usen la tecnología como una auténtica palanca para la transformación de los negocios.
Es común escuchar a profesionales del medio afirmando que la arquitectura de sistemas es la parte realmente esencial o la más importante de la TI corporativa. Pero, en tiempos de colaboradores geográficamente dispersos, ¿no podríamos decir lo mismo de la conectividad? Las herramientas de colaboración online y de intercambio de información son indispensables desde hace más de una década. Entonces, no tiene sentido atribuirle más importancia a determinada tecnología.
Todas las soluciones causan un impacto en la productividad. Hay soluciones de mayor o menor impacto, pero todas son críticas. Aunque algo que nos parece elemental, como un access point de wi-fi, puede ser la causa de perjuicios o incluso de una crisis si no está operativo. ¿De qué sirve tener lectores de código de barras o recolectores logísticos modernos si no hay conexión robusta que soporte el tráfico de datos?
La palabra clave para la TI corporativa debe ser transversalidad. La tecnología está cada vez más presente en el día a día, la cantidad de dispositivos solo aumenta, y es necesario tener una inteligencia adecuada para monitorear toda esa estructura.
Nuevo paradigma, nuevos desafíos
Esta coyuntura requiere inteligencia, sin duda los recursos más valiosos son los humanos. Sin embargo, la atracción y la retención de talentos se torna cada vez más difícil. La empresa que dice no experimentar dificultades para contratar un equipo a la altura de sus desafíos o falta a la verdad o subestima lo que tiene por delante. La tecnología ha evolucionado a una velocidad mayor que nuestra capacidad de formar conocimientos sólidos sobre ella y el resultado es la escasez de profesionales.
Mientras más específica sea el área, más difícil es encontrar a ese profesional capacitado. Ciberseguridad y ciencia de datos, por ejemplo, no se pueden entender como “profesiones del futuro”. ¡Son el presente! La demanda por personas que las conozcan es real, y la formación de talentos no avanza a la velocidad o en el volumen necesarios. Por eso, la “pelea” por retener a esos profesionales es enorme: todas las empresas quieren tener a los mejores especialistas en una área tan estratégica, y no faltan las ofertas agresivas para atraerlos.
Otra escasez, aunque de otra índole, pero que impacta mucho a varios mercados, ya está en nuestro horizonte. Me refiero a los superconductores está afectando a distintos sectores: automotriz, de electrodomésticos, la industria del aluminio y muchos otros. En tecnología, el impacto es brutal y todavía no vimos sus peores efectos. La mayor demanda por dispositivos durante la pandemia aceleró ese desabastecimiento. Llegamos al punto en el que algunas empresas tal vez ya no puedan pensar en tener la estructura que desean, solamente la posible.
El futuro está en el servicio
Este escenario de TI estratégica y la escasez de recursos colaboró para que el modelo XaaS dejara de ser un tabú definitivamente. Según mi experiencia, aquellos que eran grandes defensores del modelo de activos hoy piden servicios administrados por terceros, para simplificar las operaciones y no depender un 100% de los recursos internos.
Entonces ¿todo será as a service? No necesariamente. Algunas verticales, o algunas regiones, pueden necesitar mantener alguna estructura on premise. Como casi todo en la historia, no es el caso de “lo nuevo sustituyendo a lo viejo”, pero sí de lo “nuevo sumándose a lo viejo”, para aprovechar el potencial que ambos ofrecen.
Por supuesto que las empresas que ya nacieron en la nube difícilmente necesitarán agregar un volumen significativo de las soluciones on premise. Pero, en relación con el desafío de gestión inteligente de los recursos, ellas están en el mismo barco que las grandes organizaciones que tienen una infraestructura heredada significativa. Entonces, no tiene sentido hablar de una posible “ventaja” de las nativas digitales, como ocasionalmente escuchamos.
El hecho de ser una empresa global con presencia regional, nos permite estar un paso adelante a la hora ofrecer a nuestros clientes la mejor tecnología, agregando valor a su negocio y siempre considerando las peculiaridades locales. Esa entrega ya es algo consolidado. Por eso, hemos dedicado aún más esfuerzos en la oferta de una gestión inteligente de los recursos.
Estamos abiertos a la innovación, y el espacio para agregar nuevas herramientas a nuestra cartera es grande, porque es necesario tener una combinación de agilidad y escalabilidad; es necesario mirar a toda la industria y encontrar soluciones que agreguen esos valores. Ese es el camino para poder entregar, no la solución que imaginó el cliente, sino la que él realmente necesita.
Adriano Celentano lidera los equipos de ventas y preventas de los países de habla hispana en América Latina en Orange Business. Cuenta con una amplia experiencia en la industria de las TIC, con casi 15 años de experiencia vendiendo diversas soluciones de IT y telecomunicaciones a nivel mundial. Adriano tiene su base en Buenos Aires, Argentina, es Licenciado en Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones (ITBA) y cuenta con un Máster en Administración de Empresas (IAE).