La velocidad con que la transformación digital está sucediendo es impresionante. Para tener una idea, según McKinsey Global Institute, la pandemia aceleró el proceso de transformación digital en siete años. Uno de los mayores impactos de esa intensificación es la demanda por una adaptación rápida a nuestros modelos de negocio. Mucho cambió en la cadena de valor de todas las empresas, sin importar a qué segmento pertenecen, como el modelo de venta, la interacción con clientes, y la creación de nuevas aplicaciones. Las empresas que no estaban mirando hacia la cuestión de la transformación digital fueron prácticamente “empujadas” en esta dirección.
Con tanta demanda, no es inesperado que la búsqueda por servicios de integración de infraestructura y tecnología haya aumentado, en especial entre líderes de grandes y medianas empresas en América Latina que, por una cuestión cultural, eran un poco más resistentes a los cambios. En América Latina, es común ver empresas haciendo toda la gestión de equipos internamente, tal vez por la inseguridad de dejar la gestión de la infraestructura de tecnología bajo la responsabilidad de un integrador. Pero la necesidad está cambiando esto. Ahora, la prioridad es evolucionar con el mundo y apoyar la generación de negocios. El gestor necesita enfocarse en esto, dejando las cuestiones operativas del día a día a empresas especializadas.
Seguridad en la imprevisibilidad
El futuro todavía es incierto. Como la pandemia no está totalmente controlada, es difícil decir qué esperar del mercado en uno o dos años. Esa incertidumbre trae un recelo —justificado, por cierto— sobre las inversiones a largo plazo, en especial en lo que se refiere a la esfera tecnológica.
Sin embargo, es cierto que contratar un servicio de integración hoy se muestra mucho más fácil y seguro que formar y entrenar a todo un equipo e invertir en una estructura de calidad para soportar determinadas tecnologías. Sin contar que, actualmente, el tema de la búsqueda de profesionales expertos está cada vez más difícil. Esto obligaría a que buscar personas cualificadas, pagar un sueldo competitivo, ofrecer entrenamiento y trabajar en un plan de retención robusto. Es una gran inversión en un escenario en el que nadie está seguro de qué va a suceder. Por eso, las empresas están mucho más abiertas a tercerizar la gestión de servicios de infraestructura y tecnología.
Todavía existen varios beneficios al contratar estos servicios, que los gestores latinoamericanos han ido descubriendo desde el inicio de la pandemia, y vale la pena hablar sobre ellos...
Las ventajas de la especialización
La ganancia en productividad, calidad y eficiencia en un mercado cada vez más competitivo todavía es parte del ámbito de cualquier empresa. Eso no cambió con la pandemia. Por lo tanto, poder enfocarse exclusivamente en el propósito del negocio, como la mejora de ventas y atención al cliente, por ejemplo, es una de las mayores ventajas de delegar la parte operativa de la empresa a un integrador. Orange, por ejemplo, además de ser responsable de la parte operativa, tiene un centro de soporte que atiende las 24 horas al día, los 7 días de la semana, en distintos países y diferentes idiomas.
Seguridad de la información y protección de datos
El tema de la seguridad de la información es otro punto en el que se pasó a poner atención, especialmente después de la creación de leyes específicas, como la Ley General de Protección de Datos (LGPD) de Brasil, y la General Data Protection Regulation (GDPR), vigente en la Unión Europea. Durante la pandemia, entonces, con el aumento del uso de equipos en home office, sin la debida protección, los delitos cibernéticos sucedieron con más intensidad y frecuencia, demandando mayores cuidados. Sin embargo, el número de profesionales con esa expertise es reducido, son personas caras, la inversión en capacitación es altísima. Tenemos cada vez más demanda de especialistas. Y es prácticamente imposible que las empresas tengan especialistas en todas las áreas clave de tecnología, como seguridad, cloud, infraestructura, conectividad. Entonces, tiene sentido tener el integrador haciendo este papel.
Rápida evolución y transformación de la tecnología disponible
Invertir en tecnologías y equipos carísimos, que pueden quedar obsoletos en poco tiempo, es un gran riesgo, más aún en un escenario mundial incierto e inseguro que, a la vez, vive una aceleración tecnológica sin precedentes. En poco tiempo, toda la inversión en máquinas, softwares y personas puede ya no tener el menor sentido y todo se perderá. Con una empresa especializada en integración de tecnologías, esta preocupación pasa a no existir, ya que toda esa actualización ya no es parte del día a día del integrador.
Los servicios de integración son el futuro
Delegar la parte operativa a un integrador, al contrario de lo que muchos gestores pensaban, no significa perder el control o incluso la esencia del negocio. Al contrario, este servicio puede y debe hacerse a medida. Creemos que los servicios de integración son el futuro, porque cada cliente tiene una necesidad específica es que tenemos que ofrecer soluciones customizadas. Muchas empresas hasta han optado por el modelo de Co-management, es decir, el cliente participa de la gestión de servicios tecnológicos, pero la integradora opera la parte más avanzada.
Además de ofrecer un servicio de gerenciamiento de TI customizado, un integrador cuenta con un servicio consultivo especializado. Muchas empresas ya lo asimilaron, en especial por la urgencia que trajo la pandemia. Orange realiza este trabajo a nivel mundial, con informes online y en tiempo real. Tenemos experiencia en llevar conectividad a ambientes de fábricas que, muchas veces, en América Latina, quedan en lugares remotos y de difícil acceso. Podemos poner redes privadas de celular que pueden traer conectividad para dispositivos de IoT. O sea, estamos presentes desde en la infraestructura básica, seguridad, estructura de cloud, servicios consultivos, hasta en los dispositivos. El objetivo es ofrecer todo ese expertise al cliente.
Con más de 15 años de experiencia en los sectores de tecnología de la información y telecomunicaciones, José Renato de Mello Gonçalves es Vicepresidente de Orange Business para América Latina. Desde su rol, José lidera los equipos de Ventas y Preventas en la implementación de la estrategia de la compañía para convertirse en el socio de confianza para la transformación digital de nuestros clientes en América Latina.