Varios estudios e investigaciones recientes ayudan a dar un panorama más concreto de cómo será el contexto que se avecina en la nueva normalidad.
Según un estudio del CIPPEC, el porcentaje de trabajos que tiene el potencial para realizarse desde el hogar en América Latina se encuentra entre un 27% y un 29% , y las ramas de actividad económica mejor preparadas para una “mudanza acelerada” al espacio digital son los sectores de Actividades Financieras y Seguros (61%), Información y Comunicación (58%), Enseñanza (71%), Inmobiliarias (54%) y Profesionales, Científicas y Técnicas (60%). En contraste, las ramas donde las actividades no son fácilmente trasladadas al mundo virtual son: Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca (22%), Industria Manufacturera (17%), Transporte y Almacenamiento (13%), Actividades administrativas y Servicios de Apoyo (17%), y por supuesto, Construcción (10%) y Personal Doméstico (5%). Es interesante notar que incluso para las ramas más teletrabajables, el pasaje al mundo digital es un desafío si consideramos la infraestructura general de los hogares.
Por otro lado, en el caso de los empleados, una encuesta desarrollada en conjunto por Mercer y Whalecom reveló que el 82% de los colaboradores elegiría el home office si pudiera escoger la forma de trabajar. Un 63% contestó que se siente más eficiente desempeñándose en esa modalidad.
Repensar el teletrabajo, una oportunidad para las empresas
¿Cómo dotar a los empleados de herramientas que fomenten su autonomía fuera de los espacios de trabajo habituales? Si no tienen una PC, tableta o teléfono inteligente de trabajo, pueden usar su propio equipo, siempre que se conecten a través de una solución BYOD administrada y segura.
Para un teletrabajador, es fundamental encontrar sus aplicaciones y archivos empresariales ágilmente. Para ello, el sistema de información de la empresa debe ser accesible en las mismas condiciones de desempeño, interacción, capacidad y seguridad que las de la oficina. Las aplicaciones en la nube permiten que todos trabajen dondequiera que estén. Esto también es posible para las personas que trabajan en un contact center o para un técnico que trabaja en el campo. Además, facilitar la vida de los teletrabajadores también implica la desmaterialización de formularios. Para el departamento de TI, la supervisión remota del funcionamiento de las infraestructuras de red proporcionará flexibilidad y capacidad de respuesta.
Una mayor variedad de interacciones remotas
Antes de esta crisis sanitaria, muchas empresas ya estaban trabajando en la modernización de sus herramientas colaborativas, en particular cambiándolas a la nube. Los frenos fueron sobre todo tecnológicos y culturales: muchos directivos confiaban en el presentismo y ciertas interacciones parecían demasiado difíciles desde la distancia. El aislamiento ha llevado a que estos frenos se levanten de la noche a la mañana al acelerar y diversificar las interacciones digitales mientras se mantienen los vínculos: reuniones, talleres de intercambio de ideas, comité de gestión, coaching, formación, etc.
Sinergia de herramientas e infraestructura
Anclar el teletrabajo en la vida de la empresa significa repensar las herramientas colaborativas, las infraestructuras de TI, los métodos de colaboración remota, incluidos los de gestión y acceso de red. Porque mientras algunos directivos ya daban mucha autonomía a sus equipos y ya estaban acostumbrados a hacer uso de diversas plataformas, soluciones y herramientas digitales, otros tienen que acostumbrarse.
¿Vamos hacia la real integración de un modelo híbrido?
Es difícil predecir cómo se organizará el negocio del mañana: ¿seguirá siendo la norma el trabajo presencial, complementado con el teletrabajo, o pasaremos a un modelo en el que predomine el trabajo a distancia?
La encuesta "Teletrabajo en contextos de aislamiento social en Argentina", desarrollada por la Red Internacional de Educación para el Trabajo (RIET) y recopiló información sobre los factores que inciden en la productividad en trabajadores. De las personas que están teletrabajando a causa del contexto de aislamiento social, el 63% desea seguir con esta modalidad al finalizar el mismo. Entre los principales se afirma que el teletrabajo les permite aumentar su productividad (35%) y ahorrar tiempo de viaje (29%). No obstante, el 50% afirmó que le gustaría teletrabajar sólo 2 veces por semana, seguido de quienes preferirían hacerlo 3 y 4 veces por semana, un 33%.
Seguramente estaremos en un mundo híbrido con más gente trabajando desde casa, pero donde la oficina seguirá siendo el lugar propicio para estimular el trabajo colectivo y la creatividad. En las empresas se mezclarán los empleados de planta fija, los que alternen home office y algunos días en la oficina, y otros más nómades, trabajando desde casa, con un cliente o en terceros lugares como espacios de co-working.
Una hipótesis que debería llevar a las empresas a transformar sus infraestructuras informáticas pero también sus espacios de trabajo para hacerlas más colaborativas. La única certeza: la empresa post-Covid tendrá todo el interés en cultivar un vínculo fuerte dentro de los equipos a través de reuniones físicas para mantener la eficiencia colectiva basada en la confianza y las afinidades entre las personas. Un requisito previo esencial para el buen funcionamiento del trabajo remoto, que funciona mejor cuando los empleados se conocen de antemano.
Con más de 15 años de experiencia en los sectores de tecnología de la información y telecomunicaciones, José Renato de Mello Gonçalves es Vicepresidente de Orange Business para América Latina. Desde su rol, José lidera los equipos de Ventas y Preventas en la implementación de la estrategia de la compañía para convertirse en el socio de confianza para la transformación digital de nuestros clientes en América Latina.