La demora puede determinar la supervivencia de la empresa; el CIO debe contar con un plan que permita flexibilizar la infraestructura y adaptarla a los avances del mercado y a las necesidades del negocio.
Los CEO, CIO y todo el board tienen que lidiar con una compleja articulación de variables en la definición de la estrategia de negocios: por un lado, se los impulsa a adoptar rápidamente los cambios, ya que la transformación digital acelera tanto el surgimiento de tecnologías revolucionarias como el de nuevos competidores que, por su característica nativa digital, son más ágiles e innovadoras. Por el otro, la inestabilidad económica y política afrontada en algunos países de América Latina demanda cautela en la definición de estrategias, especialmente las que se dirigen a nuevos escenarios. Sumado a todo esto, las organizaciones que no puedan adaptar el timing de la toma de decisiones ponen en jaque su supervivencia, y esto no es una exageración o alarmismo.
No se puede considerar la inercia como una opción, a la vez, mantener las maneras antiguas y demoradas de planificar y ejecutar también es una actitud peligrosa. Adoptar el concepto ágil e interactivo —equivocarse, corregir rápidamente y acertar a la misma velocidad— nunca fue tan esencial. La meta a largo plazo para la transformación digital puede y debe definirse, pero su ejecución se debe hacer por fases, con objetivos claros y de rápida realización.
De este modo, en la actualidad es necesario construir un ambiente flexible, que permita aumentar o disminuir la infraestructura y las soluciones según la necesidad de la empresa, para atender las demandas que surgen, muchas veces, de forma inesperada. Y todo esto siempre considerando las políticas de seguridad de la información y compliance de la compañía.
Los líderes ya se dieron cuenta de la necesidad de una gestión más ágil de TI. Una encuesta que desarrolló CompTIA y se realizó con 500 organizaciones de Estados Unidos, descubrió que solo el 34% de ellas desarrollan un plan de arquitectura de TI para un plazo máximo de cerca de 12 meses. Antes era normal ver programas de hasta diez años, pero hoy, para gran parte de las corporaciones, considerando la efervescencia del mercado, una decisión de esas puede ser fatal.
También hay que tener en cuenta que existen “trampas” del propio mercado de tecnología de la información, que tiene a su disposición una infinidad de opciones que no siempre son útiles para la organización. En ese escenario, gana aún más fuerza el discurso sobre la importancia de una TI estratégica y cercana a las áreas de negocios. Al fin y al cabo, todo el proceso de adaptación por el que pasamos tiene como objetivo ofrecer robustez para que la empresa crezca a la vez que avanza la tecnología. De lo contrario, puede volverse solo un documento burocrático más.
No existen reglas o un paso a paso para constituir un plan de transformación digital que funcione para todas las empresas. Pero, una cosa es cierta: la espera o la lentitud no representan un plan seguro. Es necesario comenzar hoy para garantizar la supervivencia el día de mañana.
Con más de 20 años de experiencia en la industria de las TIC, Wagner Bernardes lidera el equipo comercial de Orange Business en Brasil. Wagner es un profesional altamente calificado con amplia experiencia en ventas, pre-ventas, desarrollo de negocios, gestión de portfolio, gestión de canales y gestión de equipos. Tiene una combinación de expertise técnico y comerciale, y habla inglés, español y portugués con fluidez.